Acerca de estos delirios

Acá voy a escribir lo que quiero y en la medida en que tenga ganas... No crean que es el blog de García Márquez o de un ganador del Pulitzer; simplemente son cosas que se le ocurren a alguien a quien le gusta compartir. Al que le guste que lea, y al que no, no importa. Nadie se va a morir por no hacerlo... Después de todo lo mío es la radio che!!!

jueves, 26 de febrero de 2009

Cosquín goza de buena salud

Antes de que pase más tiempo, quiero dejar mi impresión acerca de la última edicion de tan querido festival.

En poco menos de un año, Cosquín será una fiesta; como siempre, pero más… Cuando los primeros fuegos artificiales de la noche inaugural de la edición 2010 rompan el aire en mil astillas multicolores y el locutor pegue su consabido grito, el festival comenzará los festejos cumpleañeros y muchos dirán que 50 años no se cumplen todos los días. Tendrán razón.

Casi 50 años han pasado desde aquel 21 de enero de 1961, en que Roberto Smider diera la señal para decirle al público que el Primer Festival Nacional de Folklore de Cosquín estaba en marcha. Casi medio siglo en el que las polémicas se han repetido incesantemente. Si tal o cual artista debe estar; si debe haber otra música que no sea folklore en el escenario; si lo que hace este o aquel artista es o no folklore; si se ha desvirtuado la música criolla en pos de la modernidad; si se le puede pagar a Fulano de Tal lo que pide; si el cantor de moda debía o no cantar más tiempo del que le dieron; si los conductores del festival están o no acordes a la envergadura del evento; artistas que se enojan por no estar en horario televisivo y otros que reclaman porque nunca son convocados. Siempre hay motivo para la discusión.

Es imposible conformar a todos y eso es sabido, pero la reciente edición del festival dejó a la mayoría con la sensación de que “algo está mejorando”. En realidad esta es la percepción que muchos han tenido ya en los últimos años. Son numerosas y excelentes las propuestas en los distintos espacios culturales, ya sean espectáculos callejeros, las muestras de diversos tipos, conferencias, presentaciones de libros, talleres y demás. Y desde lo estrictamente musical, se pede advertir la firme vocación de las autoridades por lograr un festival que ofrezca nuevas posibilidades a los artistas desconocidos que hay a lo largo y a lo ancho del país, sin perder por ello la calidad. Si hace algunos años decíamos que al escenario “subía cada uno…” hoy la cosa ha cambiado.
A los consagrados de siempre, se suman los nuevos valores que año a año se van consolidando, como Mariana Cayón y Los Huayras, elegidos Consagración 2009, o la santafesina Mariel Trimaglio, dueña de una voz y una simpatía envidiables. Excelentes propuestas hemos podido apreciar en esta edición número 49, aún de aquellos músicos desconocidos para la mayoría del público, aunque no por ello exentos de calidad y trayectoria. Nombres como Algarroba.com, Fulanas Trío, Tubo Moya, Rudi y Nini Flores (radicados en Francia), Alma de Luna, Lucía Ceresani son algunos de los que sorprendieron muy gratamente, pese a no ser de los que suenan en las radios todo el día


Otra cosa para destacar, es la definitiva vuelta al festival de las delegaciones provinciales, y la presencia en el escenario mayor de figuras como Pocho Sosa, Mario Bofil o Mariano Fretes, que aún no alcanzan la dimensión nacional que su arte merece. Increíble es el caso de Ramón Ayala, que aunque parezca mentira pisó el Atahualpa Yupanqui por primera vez en su carrera.

La discusión seguirá. En lo personal creo que para el cincuentenario no pueden faltar Orlando Vera Cruz, Zamba Quipildor, Omar Moreno Palacios, Alberto Merlo, Dúo Socavón, José Larralde, Los Trovadores de Cuyo, Suma Paz, Los Cantores de Quilla Huasi y tantos otros. Más allá de todo, creo que el Festival Nacional de Folklore de Cosquín se ha recuperado y goza de buena salud. Y nuestro folklore también.



Fotografía tomadas del sitio oficial http://www.aquicosquin.org/

miércoles, 4 de febrero de 2009

Insoportables eufemismos

Sueño con un mundo en el que no haya afroamericanos ni hombres de color, sino negros. ¿Acaso el negro no es un color después de todo?
Un mundo en el que los ciegos puedan andar por la vida alegremente diciendo “soy ciego”, sin que los imbéciles digan “no, vos sos un no vidente”.
Sueño con un mundo en el que los enfermos mentales sean internados en un manicomio y no en un centro psiquiátrico; los delincuentes sean alojados en las cárceles y no en establecimientos penitenciarios, y una vez allí sean presos y no reclusos o privados de la libertad. Un mundo en el que las guerras sean guerras y no intervenciones militares y que arrojen, muy a pesar mío, víctimas civiles en vez de daños colaterales… Por terrible que pueda parecer, prefiero las torturas a los métodos de persuasión, y los golpes de Estado a los pronunciamientos militares.
Me gustaría ver un mundo en el que un hombre pueda tener una pareja y no una acompañante, que en sus actividades sexuales juguetee con su pene y no con el miembro viril. Que si Dios la bendice con el regalo de la vida, quede embarazada y no encinta y que nunca, por ninguna circunstancia practique un aborto, y muchos menos interrumpa el embarazo. Deseo que si ese hombre no tiene a nadie a su lado y quiere pasar un buen rato con una mujer, que vaya a La Cañada y se busque una buena puta en lugar de una trabajadora del oficio más antiguo del mundo. Y si quiere, que vea películas pornográficas que son mucho más interesantes que las que tienen contenido para adultos.
Sueño un mundo sin hipocresías de ningún tipo y dónde no tengamos miedo de llamar a las cosas por su nombre. Espero llegar a viejo sin ser un venerable anciano. Eso sí, no quisiera ir nunca a un hogar para la tercera edad ni a un triste geriátrico. Prefiero decir que tengo que ir al baño, sin mayores explicaciones, que informar que debo ir de vientre o a evacuar. También les aseguro que es más sabroso ser gordo que relleno o entrado en carnes.
No sé cómo será mi final. Tal vez un día se me declare un cáncer, lo que es infinitamente mejor que una penosa larga enfermedad… ¿Se imaginan lo fiero que debe ser estar tres años con sarampión, rubéola o varicela sin poder rascarse….??? No sé cómo será ese día. Sólo sé que no voy a expirar; tengo la certeza de que moriré.

Por fin entonces, podré desprenderme de estos horribles eufemismos.