Sueño con un mundo en el que no haya afroamericanos ni hombres de color, sino negros. ¿Acaso el negro no es un color después de todo?
Un mundo en el que los ciegos puedan andar por la vida alegremente diciendo “soy ciego”, sin que los imbéciles digan “no, vos sos un no vidente”.
Sueño con un mundo en el que los enfermos mentales sean internados en un manicomio y no en un centro psiquiátrico; los delincuentes sean alojados en las cárceles y no en establecimientos penitenciarios, y una vez allí sean presos y no reclusos o privados de la libertad. Un mundo en el que las guerras sean guerras y no intervenciones militares y que arrojen, muy a pesar mío, víctimas civiles en vez de daños colaterales… Por terrible que pueda parecer, prefiero las torturas a los métodos de persuasión, y los golpes de Estado a los pronunciamientos militares.
Me gustaría ver un mundo en el que un hombre pueda tener una pareja y no una acompañante, que en sus actividades sexuales juguetee con su pene y no con el miembro viril. Que si Dios la bendice con el regalo de la vida, quede embarazada y no encinta y que nunca, por ninguna circunstancia practique un aborto, y muchos menos interrumpa el embarazo. Deseo que si ese hombre no tiene a nadie a su lado y quiere pasar un buen rato con una mujer, que vaya a La Cañada y se busque una buena puta en lugar de una trabajadora del oficio más antiguo del mundo. Y si quiere, que vea películas pornográficas que son mucho más interesantes que las que tienen contenido para adultos.
Sueño un mundo sin hipocresías de ningún tipo y dónde no tengamos miedo de llamar a las cosas por su nombre. Espero llegar a viejo sin ser un venerable anciano. Eso sí, no quisiera ir nunca a un hogar para la tercera edad ni a un triste geriátrico. Prefiero decir que tengo que ir al baño, sin mayores explicaciones, que informar que debo ir de vientre o a evacuar. También les aseguro que es más sabroso ser gordo que relleno o entrado en carnes.
No sé cómo será mi final. Tal vez un día se me declare un cáncer, lo que es infinitamente mejor que una penosa larga enfermedad… ¿Se imaginan lo fiero que debe ser estar tres años con sarampión, rubéola o varicela sin poder rascarse….??? No sé cómo será ese día. Sólo sé que no voy a expirar; tengo la certeza de que moriré.
Por fin entonces, podré desprenderme de estos horribles eufemismos.
Acerca de estos delirios
Acá voy a escribir lo que quiero y en la medida en que tenga ganas... No crean que es el blog de García Márquez o de un ganador del Pulitzer; simplemente son cosas que se le ocurren a alguien a quien le gusta compartir. Al que le guste que lea, y al que no, no importa. Nadie se va a morir por no hacerlo... Después de todo lo mío es la radio che!!!
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