Acerca de estos delirios

Acá voy a escribir lo que quiero y en la medida en que tenga ganas... No crean que es el blog de García Márquez o de un ganador del Pulitzer; simplemente son cosas que se le ocurren a alguien a quien le gusta compartir. Al que le guste que lea, y al que no, no importa. Nadie se va a morir por no hacerlo... Después de todo lo mío es la radio che!!!

lunes, 30 de noviembre de 2009

Pupín


Tengo la costumbre, creo que la sana costumbre, de salir siempre con un libro bajo el brazo cuando debo cumplimentar algún trámite. Es el remedio eficaz para combatir el tedio en la cola del banco; cuando hay que esperar el turno en algún organismo público; a la hora de pagar los impuestos en los primeros días del mes, o simplemente para aguardar pacientemente en la parada del colectivo.
Hace unos días me encontraba en el consultorio de mi odontólogo por causa de una muela que se había roto. Llevaba en esta oportunidad un libro de Vinicius de Moraes. Es un libro pequeño, de esos ideales para las esperas, con historias que no tienen más de dos hojas en el peor de los casos. Digo que es un libro ideal porque de esta manera uno puede leer algo y terminarlo en el momento, sin necesidad de tener que repasar las últimas páginas cada vez que se retoma su lectura. Uno o dos escritos por vez, y el libro descansa hasta la próxima.
En esos menesteres me hallaba cuando de repente, tal vez por la nacionalidad del autor, me acordé de mi viejo amigo Pupín. Su nombre completo es Dercilio Aristeu Pupín, pero para todo el mundo es simplemente Pupín, de Americana, ciudad cercana a Campinas, en el estado de Sao Paulo.
Hacía un día que había llegado yo a Santiago de Chile, a principio de los noventa. Con Rosario Vargas, Corina Vecchioli, Felicitas Burgueño y el padre Amando Espinosa, habíamos llegado becados por el CELAM para realizar un curso en la Escuela de Periodismo de la Universidad Católica de Santiago. Para muchos era el primer viaje al exterior, y, desorganizado como suelen ser estas cosas, nos hallábamos un tanto desconcertados. En mi caso un poco más, ya que las mujeres se habían alojado todas juntas; Armando estaba en una parroquia y yo era el único que había quedado completamente solo en un pequeño, viejo, helado, húmedo y poco acogedor departamento de Providencia. Se trata de un barrio coqueto si los hay, aunque el departamento de Tomás Ryder 910 era la excepción que confirma la regla. Esa tarde me hallaba pensando en los cuatro meses que aún tenía por delante, cuando Gloria, la dueña del lugar, me lo presentó. Acababa de llegar del aeropuerto. Todavía lo recuerdo parado frente a mí. Delgado, alto, con el pelo ensortijado y una sonrisa generosa, estirando su mano derecha mientras la izquierda aún sostenía su valija y presentándose: hola, soy Pupín.
Acto seguido me dijo tres cosas. Que era brasilero; que no me preocupara por el idioma y que le hablara normalmente porque él quería aprender el castellano, y que ese día cumplía los años. Era el 29 de julio de 1992.
No recuerdo con qué habremos celebrado tan importante acontecimiento, pero dudo de que haya sido con algo más que un café con galletitas, o unas salchichas de Viena con arroz como todo manjar cumpleañero. Sí sé que su alegría por celebrar con alguien era grande.
Pronto nos hicimos amigos y si bien al día siguiente llegaron Juan Soto de Coyhaique e Iván Uriona de Bolivia, con quienes conformamos un maravilloso cuarteto, aquel día de ventaja acrecentaría sin dudas nuestra amistad.

Pupín es un tipo afable, generoso, solidario, con la sonrisa a flor de labios en todo momento. En fin, uno de esos personajes imposible de no querer. Han pasado muchos años y la memoria se niega a devolverme muchos recuerdos de aquellos días felices. Busco y busco en el disco rígido de mi cerebro y no son demasiadas las imágenes nítidas que vienen a mí. Entre esas pocas que alcanzo a rescatar, lo recuerdo tirándose en trineo con Polar Teijeiro, en Farellones, y su emoción inmensa por tocar por primera vez la nieve. Poco acostumbrado al frío, ni siquiera tenía campera por lo que su primera tarea en suelo chileno fue comprar una, para lo cual lo acompañé a la feria persa de la Estación Central. Lo recuerdo también permanentemente contando chistes en su portuñol mal hablado, que daba más gracia que sus “píadas”. Hablaba siempre de su escuela salesiana en donde había estudiado, de los videos sociales que hacía para cumpleaños y casamientos, de su Fusca al que tanto extrañaba y de su preocupación por lo social. Juntos estudiábamos, salíamos de paseo, intercambiábamos opiniones sobre las mujeres del grupo, y salíamos a correr y hacer actividad física muy de vez en cuando. Creo que él era de los que por entonces practicaba, pero mi mal ejemplo pronto pudo más… Interminables eran las caminatas por la Costanera, entre las esculturas del Parque Forestal, cada vez que alguno de los dos estaba mal de ánimo; hoy por ti y mañana por mí. Angustias mías por cuestiones de índole familiar, o mal de amores de su parte, eran motivo suficiente para que emprendiéramos una de esas famosas caminatas. Daba gracia porque la preocupación de uno por el otro era genuina y los consejos sinceros, y a la semana siguiente todo se invertía exactamente. Las palabras volvían como un boomerang, y sólo nos teníamos uno al otro.
Así fueron pasando los meses con momentos lindos y otros no tanto; posiblemente sin grandes resultados académicos pero sí con una experiencia de vida que, creo, a todos nos ha marcado profunda y definitivamente.
El amor no podía estar ausente en un grupo en el que casi veinte hombres y mujeres compartían la mayor parte de las horas del día. Él tuvo mejor suerte que yo. O mayor decisión… o tiempo… Cuando la cosa comenzaba a encaminarse, circunstancias personales me obligaron a regresar a mi casa antes de lo previsto, dejando para siempre la duda de qué hubiera pasado con ella…
Pero para Pupín fue distinto. De entrada había puesto sus ojos en la correntina. Ahora, mientras escribo esto en mi cama a altas horas de la noche, escuchando un CD de Dvorak, recuerdo algo que durante casi veinte años había quedado guardado en algún compartimiento de mi cerebro sin salir, y que lo pinta de cuerpo entero. Como nobleza es lo que le sobra, pensó que yo estaba interesado en Alejandra Alcalá y, como buen amigo, me dejó el camino libre mientras él buscaba otros consuelos… Lo cierto es que con Alejandra habíamos iniciado una pequeña relación amistosa antes del viaje y a su llegada a Chile, un par de días después que el resto del grupo, yo era el único a quien conocía. Por esa razón, en los primeros tiempo estábamos siempre juntos y compartíamos muchos momentos.
El tiempo pasó, se pusieron de novios y la cosa siguió firme una vez que el grupo se disolvió y cada uno volvió a su país. Hace quince años que son un feliz matrimonio. Tuve suerte de compartir unos días con ellos en Brasil, algunos años más tarde. Sé que hoy es un productor agrícola y que junto con su esposa tienen dos niños y una huerta ecológica.
A la distancia lo recuerdo siempre delgado, alto, con el pelo ensortijado y una sonrisa generosa, estirando su mano derecha mientas la izquierda aún sostenía su valija y presentándose: hola, soy Pupín. Hace poco, un diario en Internet, me regaló una fotografía actual entre sus cultivos, con diecisiete años más, un sombrero de paja y aquella sonrisa intacta.

viernes, 23 de octubre de 2009

Ojos cansados

Tengo los ojos cansados de ver tanta miseria;
de la material y de la otra,
la peor, la que no tiene cura ni esperanza:
¡¡¡La del alma…!!!
Tengo los ojos cansados de ver niños hambrientos,
de caras sucias y porvenir incierto.
De padres desocupados y doloridos
por no llevar un plato de comida a la mesa familiar.
De madres desesperadas y abatidas por la impotencia.
Tengo los ojos llorosos de ver mendigos
renunciando, obligados por las circunstancias infames,
a su dignidad por un pedazo de pan.
Tengo los ojos llorosos de ver hombres honestos
que rifan su hombría de bien con un arma,
buscando el sustento familiar.
Tengo los cansados de ver ancianos abandonados,
olvidados en algún depósito de viejos
después de una vida de trabajo, entrega,
sacrificio y amor…
Tengo los ojos cansados de ver a los jubilados
muriéndose de frío en las heladas mañanas del invierno,
para cobrar dos pesos con cincuenta,
como único pago por haber hecho grande al país.
Tengo los ojos cansados de ver a nuestros hermanos tobas
abandonados a la buena de Dios en medio de la indigencia;
a nuestro Norte sufriendo sequías, inundaciones, miserias,
y, después de recibir la dádiva del gobierno de turno,
caer nuevamente en el olvido.

Tengo los ojos cansados de ver a nuestros gobernantes
Usufructuando el inmerecido título de “Señor” o de “Señora”
preocupados en su bienestar personal, en “la disciplina partidaria”,
en llenar sus bolsillos mientras duran sus mandatos,
y asegurar sus futuros a costa del sacrificio del pueblo.

Tengo los ojos cansados de ver a un país maravilloso como este,
hecho mierda por esos delincuentes que se amparan en el voto popular,
como si eso les diera el derecho de jugar con nosotros a la ruleta rusa,
como si fuéramos fichas descartables en el casino de la vida..

Tengo los ojos cansados y, lo que es peor…
me temo que ese cansancio
baje hasta el corazón.

Cristián

martes, 6 de octubre de 2009

Desordenado resumen de ideas

Hace tiempo que quiero escribir algo ya que tengo bastante abandonado el blog. Cuando comencé con esta tarea me puse la misión de hacerlo con la sola intención de no perder el hábito de la escritura; si alguien lee o no lo que aquí expreso, es otro cantar. A mí me interesa pensar algo, darle forma y publicarlo, a modo de mera “gimnasia intelectual”. El mate, como los músculos del cuerpo humano, se atrofia si no se usa. Se perfectamente cuál es mi grado de incapacidad en estos momentos para salir corriendo ante una emergencia; no quiero que me ocurra lo mismo el día que tenga que escribir “denserio” como dicen los pibes.

Si bien siempre tengo la intención de sentarme frente a mi PC, las fuerzas son las que huyen despavoridamente en sentido contrario, ante la menor iniciativa de mi pensamiento. A decir verdad son tantas las cosas malas y las pálidas que vivimos diariamente los argentinos de hoy, que termino cambiando de idea prontamente. Insisto, estos escritos no tienen por finalidad ser leídos por nadie más allá de algún amigote de buena voluntad, pero tampoco es lógico llenar de mala onda el ciberespacio; por eso me he resistido durante tanto tiempo. Sin embargo, he decidido llenar de aire mis pulmones, juntar un poco de coraje, o mejor dicho de ganas, apoyar mis asentaderas sobre la silla de cuerina anaranjada que me dejó de recuerdo mi amigo el Negro Medina, y comentar algunas ideas que me dan vueltas en la cabeza desde hace tiempo. Vendría a ser algo así como un vómito del espíritu que necesita sacarse de adentro esas cosas que no tienen nada de nuevo y que sin embargo nos enferman cada vez más.

Decía hace un tiempo en uno de mis programas de radio, que cuando parecía que la normalidad volvía a nuestras vidas, luego de azuzarnos durante el verano con el dengue, la gripe llegó de visita desde la tierra de Moctezuma. Se dijo esto y aquello; que no pasaba nada y que era muy peligrosa; que no había que darle importancia y que se magnificó el asunto; que la culpa era del chancho y que lo podíamos comer sin problemas. Lo cierto es que el famoso virus H1N1 nos tuvo a mal traer, hasta que un día las autoridades anunciaron que el mal comenzaba a retirarse. Fue entonces cuando descubrimos, al abrir los buzones de nuestras casas, que las facturas de gas tenían unos número que, primero, pensábamos que eran un error y luego nos confirmaron su veracidad. La facturas venían con unos montos increíbles y no sabíamos que malabarismos íbamos a tener que hacer con el dinero para poder pagar. Por si fuera poco, se anunciaba un incremento similar en las boletas de la luz… Finalmente el gobierno nacional dio marcha atrás con el tarifazo y todos, momentáneamente, respiramos tranquilos. Bueeehh eso de respirar tranquilos es una manera de decir, porque sobre llovido mojado y con la sequía terrible que vive el país, pronto se desataron unos incendios feroces en gran parte de nuestra provincia y San Luis. Hasta tuvimos que lamentar algunas víctimas. La verdad, es que últimamente los argentinos no ganamos para sustos.

Y si tenemos que hablar del gobierno…. ¡Hay mi Dios…! ¿¿¿¿¿Qué hemos hecho los argentinos para merecernos semejante cosa???????????? Todo hacía pensar después de 2003 que la cuestión comenzaba a enderezarse hasta que el Rey Nestor, muy “democráticamente” levantó su dedo y ungió como sucesora a la Reina Cristina, con la clara intención de que a los cuatro años esta le devolviera el favor que se repetiría al término de un nuevo mandato, y así, la dinastía china de los Zhou (1766 – 1027 AC), no sería nada ante la de los K. Pese a todo, muchos, aún los que no sentíamos demasiada atracción por la sucesión, pensábamos que el hecho de tener una mujer en el poder cambiaría algunas cosas y le dimos nuestro voto de confianza. Increíblemente a los dos tres meses de estar en el gobierno, un fuerte y aparatoso golpe nos sacudió a todos sin saber muy bien qué había ocurrido: el país había chocado contra algo llamado campo. Que si este estaba mal estacionado o venía en contramano, o que el país iba a muy alta velocidad y dobló sin poner el guiño, o lo que fuese, puede ser materia de discusión. Lo cierto es que en medio del incendio vimos con alegría que la presidente, rápida de reflejos, venía raudamente al mando del camión de bomberos dispuesta a apagar el fuego. Lo que nunca imaginamos es que la autobomba no tenía agua sino nafta y de la mejor calidad… En conclusión, de allí en más el incendio fue cada vez mayor y ya no hubo manera alguna de extinguirlo. Los bomberos se hicieron presentes varias veces en el lugar del siniestro, pero si sus tanques no estaban vacíos, no andaban los matafuegos, las mangueras estaban pinchadas o la bomba no tenía la presión adecuada. Es decir, las ilusiones se desvanecían una tras otra. Si a esto sumamos que el Jefe General de Bomberos y el Sub Jefe tenían ideas diferentes y que cada uno tomó su propio camino olvidándose del pueblo que los votó, sin ser unas luminarias pronto nos dimos cuenta de que esto olía muy mal.

Después renunció el ministro de Economía Martín Lousteau (luego nos enteramos de que Néstor nunca lo quiso en el gobierno y no le permitió hacer las cosas que había que hacer) y poco a poco comenzaron a alejarse aquellos que podían tener algún tipo de discrepancias con el presidente en las sombras. En este punto se aplicó, y se aplica, a rajatablas la política de: “el que no está conmigo está contra mí”. Ya quedó demostrado que este gobierno no tiene opositores sino enemigos y que a los enemigos hay que eliminarlos (Lousteau; Alberto Fernández, Grupo Clarín, Schiaretti…)

Así planteadas las cosas, un día nos encontramos con el adelantamiento de las elecciones para el 28 de junio, ante el desplome inminente de un gobierno que no sabía cómo llegaría a octubre. Y tenían razón. Si tres meses antes, gran parte de sus aliados les dio las espaldas, vaya uno a saber lo que hubiera ocurrido si se respetaban los términos establecidos. Otra vez renacieron las esperanzas de un pueblo que siempre piensa que el mañana será mejor. Cuando todos pensaban que la derrota electoral haría recapacitar a los mandamases, los sufridos hombres de estas tierras vimos como se redoblaba la apuesta al mejor estilo matón: “a mí nadie me doblega y yo hago lo que quiero…”

Pero ya se sabe, Argentina es un país dónde todo es posible -sí, igual que en la dimensión desconocida- y un día vimos con asombro como se unían en una combinación explosiva Néstor Kirchner y Julio Grondona, y de un momento para otro, la televisación de fútbol pasaba a manos estatales. ¿Debe ser así? Posiblemente sí, para que todos tengan las mismas oportunidades. Pero ¿era el modo de hacer las cosas? Evidentemente no; pero eso será, tal vez, motivo de otro comentario. Y luego se vino el mamarracho desesperado de la Nueva Ley de Radiodifusión o como quieran llamarla, sobre la que también escribiré en su momento. Y después vendrá sólo Dios sabe qué y luego y luego y luego… Como ya dije, todo es posible en este país, así que a no sorprenderse con lo que pueda pasar más adelante.

Mientras tanto el país se va al cuerno, perdemos prestigio internacional, volvemos al FMI luego de haber despotricado contra él, seguimos pagando a Venezuela intereses usurarios por la guita que nos prestan, aumenta la pobreza, los desocupados somos millones, la inseguridad crece día a día, la corrupción sube exponencialmente. Ellos por su parte usan el Tango 01, el Tango 02, el Tango 03…. como si se tratara de taxis o remises, y ahora alquilan cerca de diez nuevos aviones al costo de 5 mil dólares la hora de vuelo. Los patrimonios de los miembros del gobierno aumentan si poder explicar cómo, los amigos del poder se enriquecen y el pueblo que se joda. ¿Será que así son los gobiernos progresistas de estos tiempos modernos? Nunca estuve de acuerdo con Marx, pero no me cabe ninguna duda de que si el pobre se levantara de la tumba, ¡¡¡¡les daría un flor de boleo en el culo!!! Que ni les cuento.

Y después dicen que J. K. Rowling (la creadora de Harry Potter) tiene una imaginación privilegiada… ¡Ja! Qué venga a la Argentina y me cuente.

martes, 14 de julio de 2009

Un poco de mí...

Tuve que escribí algo autoreferencial para mi nuevo blog, y ya que estamos, lo ponemos acá también ¡Qué tanto!

Llegué a esto del Periodismo y las comunicaciones, cuando tenía unos 20 años allá por 1984 más o menos. Yo entonces estudiaba para ser Técnico Superior en Administración de Empresas, título demasiado ampuloso si se quiere para una actividad a la que jamás me dediqué.

Me encontraba estudiando en segundo año de esa carrera, en la ciudad de Villa Nueva, Córdoba, cuando un día Graciela Zanotti, la encargada de las Comunicaciones Sociales del Obispado de Villa María, me ofreció ser Secretario de Prensa de ese obispado, bajo la administración de mi recordado obispo, Monseñor Alfredo Guillermo Disandro. Yo estaba sin trabajo y así, de un día para otro, me vi haciendo algo que jamás había imaginado. Comencé a contactarme con los medios de la ciudad (entonces tan sólo un diario, una radio y un canal de TV por circuito cerrado) y a mandar gacetillas y suministrar información. Una cosa trae a la otra y ya eran los medios quienes me pedían artículos escritos, entrevistas, y demás cuestiones vinculadas al tema.

Cierto día, también por cosas del azar, fui a LV 28 Radio Villa María a realizar algún trámite que ya ni recuerdo, relacionado con mi trabajo. Allí me encontré con un viejo amigo de Arroyo Cabral, Marcelo Degiovani, quien participaba de un casting de locutores. Me había gustado la idea pero no me había animado a presentarme. Ante la insistencia de mi amigo lo hice y entre más de cien postulantes quedé en segundo lugar. El primer puesto había sido para un muchacho llamado, si mal no recuerdo, Miguel Reyna. Él fue el elegido y de inmediato comenzó a trabajar. Lamentablemente al poco tiempo falleció y yo fui llamado en su lugar. Mi alegría era inmensa. Mi turno de trabajo… sábados y domingos de seis de la mañana a siete de la tarde. ¡Casi nada! Recuerdo los nervios y la emoción de aquella madrugada inicial, y la generosidad de mi primer compañero de tareas, Oscar Manuel Ferradans, posteriormente un alto jefe de la Policía de la Provincia de Córdoba. Semana completa… De lunes a viernes en el Obispado y fines de semana en la radio. Así descubrí mi vocación por la radio y los medios en general.

Con este cambio en mi vida, en 1988 decidí estudiar y al comenzar el nuevo año me vine para Córdoba Capital. Estudié Periodismo y Locución Nacional. Aún recuerdo la alegría de tener en mis manos aquel carné otorgado nada más y nada menos que por ISER; toda una verdadera proeza por aquellos días. Durante esos años me pagué los estudios trabajando como becario en Radio Cura Brochero, de la misma escuela de periodismo. Fue por ese entonces que me llegó el ofrecimiento de hacer un curso organizado por el CELAM en Santiago de Chile. Me postulé, fui elegido y becado. A fines de julio de 1992 crucé la Cordillera de los Andes y junto con otros 18 periodistas de toda Latinoamérica, durante cuatro meses viví los momentos más felices de mi vida, mientras estudiaba en la Escuela de Periodismo de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Paaaahhhhh que nombre; casi me quedo sin aire cuando la quiero nombrar de corrido….

A mi regreso vuelvo a Radio Cura Brochero y en marzo de 1994 soy llamado para participar de un proyecto encarado por el diario La Voz del Interior: FONOVOZ, un, por ese entonces, novedoso sistema de información telefónica. Años más tarde fui designado como uno de los responsables de la edición electrónica del diario y escribí para los diversos suplementos. De allí en más colaboré con revistas de folklore, escribí Nacidos Para Cantar Juntos, el primer libro con la vida de Los Fronterizos, e hice mis programas en Radio María Argentina, transmití el Cosquín 2008 para esa querida emisora, y hoy me siento frente al micrófono de Radio Cultura, para compartir lo poco o lo mucho que aprendí en estos ya casi 25 años.

Eso, más o menos, es lo que puedo decir de mi vida periodística.

viernes, 22 de mayo de 2009

Susan Boyle: Las nuevas reglas de la fama

Soy uno de los cien millones de personas que en diez días vio el video de Susan Boyle en Youtube. Primero en la TV y luego buscando información en Internet. Confieso que soy un desorejado pero eso no impide que me emocione y llore cada vez que veo esas imágenes, sobre todo teniendo en cuenta la sencillez, humildad e inocencia de la cantante.
Hace un rato, revisando el sitio de Clarín, encontré este artículo que analiza cómo se manejan las cosas mediáticamente y la influencia de Internet. Me pareció excelente y por eso quería compartirlo con todos (si es que alguien entra a este blog de vez en cuando) , en especial con mis colegas periodistas.
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Susan Boyle: Las nuevas reglas de la fama
04:38
Su actuación en el programa británico "Got Talent" la convirtió en un fenómeno: 186 millones de visitas en Internet, ofertas para hacer películas, muñecas y hasta galletitas con su cara. Mañana se presenta en la segunda ronda del ciclo, pero su caso ya revela las características de la comunicación en el siglo XXI.

Por: Adriana Schettini, ESPECIAL PARA CLARIN



Susan Boyle, la escocesa que voló del anonimato a la fama mundial en lo que dura la interpretación de un tema musical en la TV, es un fenómeno que sintetiza las características de la comunicación en el siglo XXI. El 11 de abril Susan Boyle desembarcó en Britain's Got Talent (formato original de Talento argentino) con el aspecto de una Cenicienta: cabellera canosa y desaliñada, cejas tupidas, regordeta, el aire impávido de los santos inocentes. Los miembros del jurado y el público que presenciaba el show la miraron como a una doña que hubiera equivocado el camino a la feria y llegado a la tele por pura desorientación geográfica. Ajena a las hostilidades, la concursante entonó I dreamed a dream (Soñé un sueño), el tema de la comedia musical Los Miserables; para eso había ido al programa, al fin y al cabo. Antes de terminar la primera estrofa, el sortilegio de su voz había pulverizado los prejuicios. De un empujón televisivo, los aplausos la subieron a la carroza alada del show business. Y allí anda Susan al día de hoy, dando tumbos entre dos realidades antagónicas: por un lado, la módica rutina que la llevaba de la casa donde vive junto a su gato Puebles al coro de la parroquia del barrio; por el otro, el torbellino mediático que la ha puesto a soportar el asedio de cronistas y fans en la puerta de su domicilio, a conceder entrevistas vía satélite para ciclos estadounidenses tan renombrados como el de Larry King, a evaluar las más heterogéneas propuestas de trabajo. Tamaño cimbronazo en la biografía de una simple desempleada con aptitudes para el canto parecería un milagro. Pero, en verdad, tiene una explicación netamente terrenal: el caso Boyle encaja a la perfección con las características de la televisión contemporánea. A saber:

La TV se alimenta de personajes
La pantalla se reserva el derecho de admisión y permanencia: cualquiera sea el motivo por el que una persona accede a ella, las posibilidades de que perdure allí son directamente proporcionales a sus condiciones para ser vista como un personaje. En tal sentido, Susan Boyle es una exquisitez televisiva: tiene 48 años pero padece un leve retraso que le da una apariencia aniñada, frágil, a mitad de camino entre el asombro y la indiferencia. Según dice, no sólo es virgen sino que ni siquiera fue besada por un hombre. Su aspecto descuidado, la avejenta notablemente. Así, Boyle irrumpe en la televisión ofreciendo lo que escasea: virginidad, despreocupación estética, vida austera. Una extraña criatura cuya sola presencia constituye una blasfemia a la santísima trinidad televisiva: sexo, dinero y juventud eterna. Una provocadora.

La TV se potencia en Internet
Boyle se convirtió en noticia para todos los medios del planeta cuando conquistó el reino de Youtube: el video de su actuación en Got Talent fue visto cien millones de veces en sólo nueve días. "Internet no ha visto nunca algo como Susan Boyle, cuya popularidad en la red se encamina a los libros de Historia", arriesgó The Washington Post. Según informó la agencia Reuters el miércoles último, su video ya ha alcanzado 186 millones de visitas, cifra que lo coloca en el quinto puesto de los más vistos en la historia de Internet. En la TV, Boyle había conmovido a los espectadores del ciclo; en la web, a los internautas del mundo entero. La TV puede ser el pasaporte a la fama pero, hoy por hoy, la visa al imperio de las celebridades globales se tramita en Internet. La popularidad universal ya no se mide en puntos de rating sino en visitas virtuales. Para ejemplo, Cumbio: cuando menciona en la TV que tiene 38 millones de visitas en su fotolog, los conductores que la entrevistan no atinan a disimular la envidia. El rating registra la cantidad de televisores encendidos en determinado canal; la planilla no dice nada acerca de por qué miramos lo que miramos o qué opinamos de lo que vimos. La emoción de quienes siguieron la presentación de Boyle en el televisor es un secreto guardado entre las cuatro paredes de sus casas. Los que miraron el video en la web, en cambio, tuvieron la ocasión de hacer sus comentarios en la misma red. ¿Será Internet el ámbito donde debatir sobre la TV que consumimos?

La TV impone su lógica de show
Susan Boyle es una estrella recién parida por la tele y como a todas sus criaturas mediáticas, la pantalla le ofrece las ventajas de una celebridad veloz a cambio de una condición: que acepte encorsetarse en la lógica del show. Boyle cumplió: habló de su vida privada sin ahorrarse el dato de su virginidad ni pasajes de alto voltaje emocional (tuvo problemas de asfixia al nacer que le dejaron un retraso de aprendizaje; se dedicó a cuidar a sus padres ancianos; vive sin otra compañía que su gato, etc.). La TV está cumpliendo su compromiso de ubicarla en el sitial de las celebridades: su "cambio de look" (apenas se tiñó las mechas y se depiló las cejas) fue noticia en los principales diarios del mundo; ya fue mencionada en un capítulo de la serie animada South Park; estrellas como Demi Moore y Elaine Page, de quien Boyle es fanática, y políticos comoel primer ministro británico Gordon Brown y el ex secretario general de la ONU Kofi Annan opinaron sobre ella; se están fabricando galletitas Magdalenas con su rostro. Recientemente, una fan estadounidense de Boyle comenzó a fabricar una muñeca con la figura de la cantante y la comercializa por Internet.

La TV funciona como una bolsa de trabajo
Antiguamente, las figuras televisivas aparecían en la pantalla cuando eran convocadas para realizar determinada tarea a cambio de un cachet. Ahora, muchas de ellas trajinan la pantalla por la simple expectativa de que la exhibición funcione como el puente hacia otras ganancias: contrataciones para publicidades, obras de teatro, presentaciones en boliches, canjes de ropa... Los desconocidos aprendieron de los famosos y, auge de los reality shows mediante, se presentan a los castings de ese tipo de ciclos menos interesados en ganar el premio final que en exponerse para conseguir diversas changas extratelevisivas. Ajena a esa estrategia mediática, Boyle llegó a Got Talent, según dijo, con el afán de concretar un sueño. Pero la lógica televisiva se impuso y le llegaron las ofertas: perder su virginidad en un filme porno a cambio de un millón de dólares; sentarse a negociar con Sony BMG para grabar un disco; dejar que el certamen de belleza Clothes Show London ponga a su servicio a los mejores estilistas. Increíble pero real, la noticia dio la vuelta al mundo: Catherine Zeta-Jones quiere llevar la vida de Susan a la pantalla grande pero, según el diario británico The Daily Mail, la actriz ya tiene quien compita con ella por la obtención de los derechos: James Cameron, el director de Titanic. Muchos dicen que con ese nivel de ofertas, Boyle hará realidad la historia del patito feo. La escritora y periodista española Rosa Montero dispara contra ellos: "Ahora unos avispados vendedores de humo nos quieren hacer creer que los cuentos existen; que Susan se ha transmutado en cisne y que será feliz para siempre jamás. Cuando la verdad es que siempre va a ser un dulce pato; y da miedo pensar lo que puede hacerle la trituradora mediática a una criatura tan limpia e indefensa", escribió.

La TV fabrica celebridades a destajo
Si Susan Boyle creyera que la TV sació con ella su hambre de nuevas estrellas, estaría equivocada. En Got Talent, ya hay otros dos participantes, un niño y una niña, que se perfilan como celebridades en ciernes. Mañana se sabrá si Boyle pasa a la siguiente ronda del ciclo y ambos chicos, que ya obtuvieron lo suyo en materia de visitas en Youtube, se le presentan como rivales de peso.Cualquiera sea la suerte de Boyle en el certamen, su participación ha servido para poner al mundo a debatir sobre las nuevas modalidades de la comunicación de masas.

martes, 12 de mayo de 2009

El juego de los siete errores

Desde chico fui un gran lector. De revistas infantiles primero, luego historietas, más tarde libros, diarios y ahora Internet. Leía de todo y sentía una gran predilección por las revistas de juegos y los entretenimientos de los diarios. Uno de mis pasatiempos era EL JUEGO DE LOS SIETE ERRORES. ¿Quién no lo jugó alguna vez? Aquellos simpáticos cuadritos paralelos en los que uno tenía que fijar bien la vista y encontrar pequeñas diferencias entre uno y otro. A veces era una pestaña un poquito más grande en el dibujo de la derecha que en el de la izquierda, un dedo de la mano al que le faltaba una uña o una pequeña arruga en el pantalón, inexistente en el cuadro vecino. No por ello me considero digno ser comparado con Albert Einstein, pero digamos que, en líneas generales, siempre me fue bien con estos divertimentos. No seré inteligente pero al menos soy observador…

En los últimos tiempos la vida cotidiana me ha impuesto, como a la mayoría de mis compatriotas, un desafío que no he podido resolver. Si me colocan una montaña de MIERDA (bosta de vaca, chancho, o preferiblemente humana que es más hedionda) y un político argentino al lado, sencillamente no sé identificar cuál es cuál. El hedor que desprenden los dos y la repugnancia que me causan es la misma, por lo que me es muy difícil distinguir uno de otro. Cuando volvió la democracia en 1983, yo me sentía orgulloso de votar por primera vez y creía que todo iba a mejorar. Lentamente mi decepción comenzó a crecer y en los últimos años cayó irremediablemente y a una velocidad increíble por un precipicio. Es cierto que la Democracia es el mejor medio de organización que tenemos, con sus defectos y todo, y que nunca más debemos perderla, pero con eso alcanza….

En poco menos de un mes tenemos elecciones legislativas en el país y lo que se ha visto hasta ahora es vergonzoso. Argentina se ha convertido, por obra y gracias de nuestros políticos, en algo así como “La Isla de la Fantasía”. El lugar en dónde los sueños más disparatados e imposibles se hacen realidad; un país donde la Presidente (Presidente, no PresidentAAAAAA y no por una cuestión de machismo sino porque el cargo no tiene género; no es ni masculino ni femenino) no le dirige la palabra a su Vice porque este tuvo la “osadía” de votar una vez en contra, para salvar las papas que se le estaban quemando al mismo gobierno por su total inacción; un país donde el esposo de la Presidente, que no es más que eso, el esposo de la primera mandataria, se da el gusto de manejar la política nacional a su antojo, haciendo quedar a la Jefa de Estado ante la opinión pública como un títere, cosa que todos sabemos pero al menos esperamos un poco de disimulo; un país donde un millonario como De Narváez se puede gastar un millón de pesos diarios en su campaña electoral y no sabemos para qué; un país con dirigentes radicales que después de incendiar al país tienen el tupé de decir qué es lo que hay que hacer y cómo; un país en el que Carmen Nebreda, de amplia trayectoria gremial en representación de los docentes, rechaza un ofrecimiento diciendo que no iba a participar en política y días después acepta la jugosa oferta del oficialismo; un país en el que alguien puede estar con Menem, después con Duhalde, luego con Néstor Kirchner, más tarde con Cristina y ahora irse para otro lado como si tal cosa; un país con un gobierno que tranza con los sindicalistas, que en vez de defender a sus trabajadores luchan por obtener privilegios personales, y a la primera de cambio le dan la espalda; un país en el que un petizo bocón se pasó cuatro años peleano con el gobernador en vez de hacerse cargo de los problemas de la ciudad de Córdoba…. Un país que ni Ray Bradbury hubiera imaginado…

Se acercan las elecciones y no quiero votar. Lo más probable es que me haga el boludo y me vaya de paseo por ahí para aprovechar mi tiempo o que meta un pedazo de papel higiénico en el sobre para que se limpien el orto. Eso sí, limpio, porque soy una personas de bien. Esto tendría que ser una fiesta pero no lo es. No estoy dispuesto a hacer el sacrificio enorme de perder cinco minutos de mi tiempo y caminar tres cuadras para regalarle mi voto a alguien que sé, que sí o sí me va a cagar. Porque de eso se trata; vote al que vote me va a cagar igual. Nuestros políticos son muy consecuentes: siendo ellos una verdadera y real cagada, van a cumplir con su designio histórico y nos van a cagar una vez más. Me duele pensar así pero no lo puedo hacer de otra manera, por más que quiera. Y ya que estamos con los temas escatológicos: ESTO SE VA A LA MIERDA!!!!!!!!!!!!!

“Los pañales y los políticos son iguales: hay que cambiarlos todos los días… Y por la misma razón” (Bernard Shaw)












viernes, 3 de abril de 2009

¡¡Adiós presidente Alfonsín!!!!!!!

Pocos meses después de haber terminado la escuela secundaria, un domingo volví a las aulas del Instituto Secundario Bernardino Rivadavia de Villa María. A ese mismo edificio que me había recibido los cuatro años de edad y que me despidió a punto de cumplir los dieciocho. Llevaba en mis manos un inmaculado DNI y en el alma una sensación única. Iba a votar por ¡primera vez!

Ingresé a la mesa dos y puse la boleta número 3 de la Unión Cívica Radical en el sobre que momentos antes me había entregado el jefe de mesa. Yo también quería ser jefe de mesa pero no sabía cómo hacerlo; quería ser importante en un momento tan trascendental. No pude y me contenté con depositar el sobre en esa urna que todavía era de madera y que, gracias a Dios y contradiciendo a Galtieri, ya no estaba “bien guardada”. La fórmula presidencial era Raúl Alfonsín – Víctor Martínez. Para la gobernación de Córdoba los elegidos eran Eduardo César Angeloz y Edgardo Grosso, y el candidato a intendente de Villa María, el contador Horacio Cabeza. Esa mañana me sentí importante y a la noche festejé junto a mi padre, un radical de alma que lloraba como un chico. Como había llorado cincuenta años antes con el derrocamiento de Irigoyen. Yo, había contribuido con mi primera votación, al restauramiento de la democracia.

Pero la vida real no es la que uno sueña. Alfonsín no terminó su mandato y todo era un caos. Llegó Carlos Menen y tras un período de aparente bonanza, nos dimos cuenta de que no todo lo que relucía era oro. De la Rúa daba nueva esperanzas y lo suyo no pudo ser peor. Cinco presidentes en una semana y la cosa parecía ir de mal en peor. Después llegó Duhalde para poner un poco de orden y Kirchner pareció tranquilizar la situación; pero sólo pareció. Ahora Cristina…

Pasó el tiempo y mi desilusión con la clase dirigente y con la política fue en aumento. La emoción y alegría por el triunfo de Alfonsín poco a poco fueron desapareciendo. Me sentía defraudado porque había huido ineptamente, porque había tranzado con Menem y porque “había sido un desastre”. Después, la angustia fue in crescendo a medida que se sucedían los gobiernos; no había políticos honestos en los que creer. Tardé un tiempo en comprender que Alfonsín, es mismo que me había desilusionado, había hecho algunas cosas y no había hecho otras, pero todo lo había hecho con honestidad. Después entendí que había renunciado a ideas y principios en pos de la unidad y el bienestar del país. Me di cuenta de lo doloroso que debe haber sido para él aquella Semana Santa, y que era preferible que Carlos Menem fuera reelegido una vez antes de que se perpetuara en el poder.

Pasaron los años y muchas cosas cambiaron. El país, cambió, la gente, la clase dirigente y yo… Nunca más volví a sentir aquella misma emoción de la primera vez. Si hoy voto por Juan, es pura y exclusivamente para que no gane Pedro. Estoy cansado de votar siempre por el mal menor. Mi documento está lleno de sellos y cada vez que lo miro pienso de qué sirvió haber votado tanto.

Alfonsín murió, y ahora comprendo que definitivamente se fue uno de los últimos que me podía hacer pensar distinto. Se fue alguien que creía que la política honesta era posible. Yo no creo lo mismo. Para mí, al menos hoy y en este país, son términos antinómicos.

El pueblo lo despidió como él se merecía. Yo hice mi oración, pero ya no quiero ser presidente de mesa.

Chau Alfonsín...

Pocos meses después de haber terminado la escuela secundaria, un domingo volví a las aulas del Instituto Secundario Bernardino Rivadavia de Villa María. A ese mismo edificio que me había recibido a los cuatro años de edad y que me despidió a punto de cumplir los dieciocho. Llevaba en mis manos un inmaculado DNI y en el alma una sensación única. Iba a votar por ¡primera vez!

Ingresé a la mesa dos y puse la boleta número 3 de la Unión Cívica Radical en el sobre que momentos antes me había entregado el jefe de mesa (yo no soy radical). Yo también quería ser jefe de mesa pero no sabía cómo hacerlo; quería ser importante en un momento tan trascendental. No pude y me contenté con depositar el sobre en esa urna que todavía era de madera y que, gracias a Dios y contradiciendo a Galtieri, ya no estaba “bien guardada”. La fórmula presidencial era Raúl Alfonsín – Víctor Martínez. Para la gobernación de Córdoba los elegidos eran Eduardo César Angeloz y Edgardo Grosso, y el candidato a intendente de Villa María, el contador Horacio Cabeza. Esa mañana me sentí importante y a la noche festejé junto a mi padre, un radical de alma que lloraba como un chico. Como había llorado cincuenta años antes con el derrocamiento de Irigoyen. Yo, había contribuido con mi primera votación, al restauramiento de la democracia.

Pero la vida real no es la que uno sueña. Alfonsín no terminó su mandato y todo era un caos. Llegó Carlos Menen y tras un período de aparente bonanza, nos dimos cuenta de que no todo lo que relucía era oro. De la Rúa daba nueva esperanzas y lo suyo no pudo ser peor. Cinco presidentes en una semana y la cosa parecía ir de mal en peor. Después llegó Duhalde para poner un poco de orden y Kirchner pareció tranquilizar la situación; pero sólo pareció. Ahora Cristina…

Pasó el tiempo y mi desilusión con la clase dirigente y con la política fue en aumento. La emoción y alegría por el triunfo de Alfonsín poco a poco fueron desapareciendo. Me sentía defraudado porque había huido ineptamente, porque había tranzado con Menem y porque “había sido un desastre”. Después, la angustia fue in crescendo a medida que se sucedían los gobiernos; no había políticos honestos en los que creer. Tardé un tiempo en comprender que Alfonsín, ese mismo que me había desilusionado, había hecho algunas cosas y no había hecho otras, pero todo lo había hecho con honestidad. Después entendí que había renunciado a ideas y principios en pos de la unidad y el bienestar del país. Me di cuenta de lo doloroso que debe haber sido para él aquella Semana Santa, y que era preferible que Carlos Menem fuera reelegido una vez antes de que se perpetuara en el poder.

Pasaron los años y muchas cosas cambiaron. El país, cambió, la gente, la clase dirigente y yo… Nunca más volví a sentir aquella misma emoción de la primera vez. Si hoy voto por Juan, es pura y exclusivamente para que no gane Pedro. Estoy cansado de votar siempre por el mal menor. Mi documento está lleno de sellos y cada vez que lo miro pienso de qué sirvió haber votado tanto.
Alfonsín murió, y ahora comprendo que definitivamente se fue uno de los últimos que me podía hacer pensar distinto. Se fue alguien que creía que la política honesta era posible. Yo no creo lo mismo. Para mí, al menos hoy y en este país, son términos antinómicos.

El pueblo lo despidió como él se merecía. Yo hice mi oración, pero ya no quiero ser presidente de mesa.

viernes, 27 de marzo de 2009

Liza Minelli: Tan chiquita y tan gigante

Lo de anoche fue sencillamente maravilloso. Mi escasa actividad laboral de los últimos años ha menguado considerablemente mis ahorros, y con ellos se fueron las posibilidades de ver espectáculos y viajar como en otros tiempos. Pero hace unos días, cuando me enteré de que ella vendría a Córdoba, cerré los ojos, rompí el chanchito, gasté los últimos morlacos que me quedaban y compré una de las mejores entradas que podía para ver a Liza Minelli.¡Qué tanto! Después de todo me lo merecía ¿no? Y la verdad… es que no me arrepiento.

El primer recuerdo que tengo de ella es de cuando yo era muy chico. Mi memoria evoca de aquellos días a mi padre llorando emocionado con una esa diminuta mujer de ojos bellísimos. Yo por cierto no entendía nada de nada y decía que no me gustaba “la cosa esa…” y que no sabía qué le podía ver. Por suerte el tiempo pasa, y algunos tratamos, en lo posible, de mejorar en algunos aspectos, de crecer y aprender medianamente a distinguir, lo bueno de lo malo. De más está decir que hoy no pienso igual que en aquellos años. Eso quiere decir que no viví tan al pedo entonces.

No soy crítico musical como para analizar el recital de anoche, ni decirles que el espectáculo comenzó con la cantante interpretando tal o cual o canción… Sí puedo decir que desde el momento en que puso un pie en el escenario, supe que sería una noche de aquellas. Chiquita como uno ya sabe que es, vestida completamente de negro, con brillos y una excelente voz, de pronto me encontré casi al frente de esa mujer que tantas veces había visto por televisión. Y lucía igual, con una energía y una voz envidiable para alguien que ha sabido de los excesos de las drogas y el alcohol y ha tocado de verdad, el fondo. Con un derrame cerebral a cuestas, operaciones de rodilla y cadera que pusieron en duda su posibilidad de seguir actuando, se prodigó minuto a minuto. Pese todo bailó; no como antes pero bailó, y aquí viene la primera lección de grandeza: con sus 63 años recién cumplidos, todos los días toma clases de baile. La respuesta que da ella al periodista incrédulo que la interroga es la más elemental: “Hay que mantenerse en forma y a mi edad si me siento no me levanto más.” ¡Chupate esa mandarina! Cuántos artistas que se creen en la cima tendrían que seguir el ejemplo. Por si todo eso no alcanzará, pidió disculpas por no poder bailar como lo hacía antes.

¿Qué canciones cantó? Ni idea, pero tampoco me importa porque no es necesario saber sus nombres para disfrutar y emocionarse. Contó la historia de cada canción en inglés, pero uno es medio nabo para los idiomas… Pero eso fue lo de menos porque les aseguro que se entendía igual lo que quería expresar. ¡Una maestra! Eso sí, cuando cantó Cabaret y New York New York, yo caminaba por las paredes. ¿Usted no hubiera hecho lo mismo? Con esta última canción cerró el recital, acompañada de una orquesta de aquellas. De esas que veíamos en las películas, con doce tipos bien vestidos (lo que demuestra que para ser artista y talentoso no es necesario ser mugriento) de impecable traje negro con moñito, tocando piano de cola, contrabajo, trombón, clarinete, batería y no sé que máas… Se despidió agradeciendo y ya sabemos como son estas cosas. Al primer aplauso ya estaba lista el bis de rigor, sólo que en esta ocasión acompañada únicamente por su pianista. Una delicia.

Las luces se volvieron a encender y la gente comenzó a salir. Muchos seguíamos aplaudiendo y algo me dijo que me quedara 5 minutos más, total… ¿qué podía perder? ¡Gracias Diosito por iluminarme! Al rato, mientras la gente estaba caminando y charlando y el estadio tenía todas sus luces encendidas, volvió al escenario. Pero sin músicos ni traje de gala… Con un pantalón joggin negro y una remera grandota de esas que uno usa para arreglar las plantas del jardín, toda despeinada, sin maquillaje ¡¡¡¡¡¡y en patas!!!!!!!!!! Así, como si estuviera, en el living de su casa nos regaló un bonus track y a capela!!!!!!!!! ¿Para qué decir más? Mientras escribo estas líneas vuelvo a emocionarme y salgo corriendo a guardar diez pesos. Es que acabo de empezar a juntar plata por si cumple su promesa de volver el año que viene.
(Las fotografías son tomadas de laedición digital del diario La Voz del Interior www.lavoz.com.ar)

jueves, 12 de marzo de 2009

Qué pena la del mar

¡Qué pena la del mar! ¡Si señor! Aunque el mar no hable, aunque no lo exprese de ninguna manera, el mar tiene una pena. Una pena larga y eterna desde el momento mismo de su nacimiento. Desde aquel instante preciso, en que en el tercer día de la Creación Dios dijo: “Que se reúnan en un solo lugar las aguas que están bajo el cielo, y que aparezca el suelo firme. Y así sucedió. Dios llamó Tierra al suelo firme, y Mar al conjunto de las aguas”. Desde aquella imagen genésica, el mar tiene una pena…

El mar tiene pena porque ama el fluir, el ir y venir, el estar y el no estar, el ser y ya no ser. El es y está siempre allí, en el mismo sitio. Tiene vida pero no tiene vida… Los peces y las plantas tienen vida en su seno pero no él, que no puede decidir a dónde ir. Da vida pero no vive a su antojo. La decisión divina lo confinó hasta el fin de su existencia a ser una masa gigantesca de agua y sal que permanece donde no quiere estar. Una inmensidad de diminutas gotas de H2O y sal contenida por las costas de los países. Cuando el mar sale de paseo, luego de mucho andar haciendo olas, llega a extrañas playas, acantilados o lo que sea, pero no mucho más lejos que eso. Le guste o no le guste, está encerrado entre cuatro paredes imaginarias. Tal vez con suerte encuentre un golfo, un fiordo o un estuario, como para adentrarse y curiosear un poco más en busca de nuevas aventuras. Pero pronto, con ganas o sien ellas, el mar volverá a su seno. Volverá a ser mar. Cada tantas horas se retirará un poco de la orilla para luego volver. Hasta allí su diversión. El mar no puede ir donde quiera, por eso el mar esta triste y tiene una pena.

Quisiera ser como sus parientes, los ríos, esos ríos que van y vienen por el planeta todo. Ellos sí que son libres. ¡Cómo los envidia! Nacen en un lugar y mueren en otro. A veces recorren pocos kilómetros y otras… ¡ahhh otras cómo viajan! Ahí lo tienen al Nilo, con sus casi 7 mil kilómetros, que es tan largo y majestuoso que nadie sabe a ciencia cierta dónde nace. A su paso fertiliza los campos africanos y lleva vida en su simiente. Y qué me dicen del Volga con sus famosos barqueros… El Amazonas que se interna en la selva inexplorada ofreciendo a los aventureros el sabor único de lo desconocido. Y el Danubio, y el Rhin, y El Mississippi, y el Río de la Plata, que con sus hermanos Uruguay y Paraná trae vida desde la América profunda y hasta se da el gusto de visitar al Mar en las costas de Buenos Aires... ¡Si no fuera por su primo que no tiene nada de plateado, qué solo estaría el Mar! ¡El Tévere si que tiene historia! ¿Cuántas veces Julio César, Marco Aurelio o Trajano se habrán bañado en sus aguas, haciéndolo, para bien o para mal, testigo de sus secretos. ¿Acaso no habrá calmado la sed del pobre Pablo, cuando despreciado y perseguido por los romanos, llevaba sin descanso la palabra de Jesús, por las calles de la capital del Antiguo Imperio? Llega del Norte, cruza por el centro de la ciudad y luego parte en busca del Tirreno, dejando como recuerdo a la pequeña Isla Tiberina. Tan insignificante que parece y sin embargo, el imperio más grande de la historia bebió de sus aguas. Hay ríos majestuosos y otros que apenas tienen unos pocos metros de ancho. ¡Pero todos son libres! El Mina Clavero y el Panaholma luego de su cópula escandalosa dan vida al Río de los Sauces y ahí siguen, como si nada….
Así son los ríos, vida pura. Tienen vida y dan vida. Vida a la vida que llevan en su vientre, y vida a los pescadores que con él se ganan la vida. Todo es vida. Ellos sí que son felices.

En cambio el mar… el pobre y viejo mar, no sale de su inmenso cubículo por más que quiera. NO es libre para decidir. NO puede salir de acá para llegar allá, pasando por aquel lugar tan lindo… Es cierto que da vida a los peces que lo pueblan, pero también da muerte y eso es muy triste. Allí tienen a los pescadores del Andrea Gail por ejemplo, y están los pobres marineros del Kursk en las heladas aguas del Mar de Barents. ¿Cómo olvidar a los inocentes del Titanic y a los miles de marineros y piratas hundidos junto a sus galeones, carabelas, goletas y bergantines. Son muchas muertes las que pesan sobre él y no es fácil soportarlo. Por eso el mar tiene cada vez más dobladas sus imaginarias espaldas; el peso de tanta destrucción es enorme. Pero así es su vida y no puede escapar ni a su cárcel geográfica ni a su destino.
Así será por siempre y para siempre.
Por eso el mar tiene una pena en el alma de los mares.

jueves, 26 de febrero de 2009

Cosquín goza de buena salud

Antes de que pase más tiempo, quiero dejar mi impresión acerca de la última edicion de tan querido festival.

En poco menos de un año, Cosquín será una fiesta; como siempre, pero más… Cuando los primeros fuegos artificiales de la noche inaugural de la edición 2010 rompan el aire en mil astillas multicolores y el locutor pegue su consabido grito, el festival comenzará los festejos cumpleañeros y muchos dirán que 50 años no se cumplen todos los días. Tendrán razón.

Casi 50 años han pasado desde aquel 21 de enero de 1961, en que Roberto Smider diera la señal para decirle al público que el Primer Festival Nacional de Folklore de Cosquín estaba en marcha. Casi medio siglo en el que las polémicas se han repetido incesantemente. Si tal o cual artista debe estar; si debe haber otra música que no sea folklore en el escenario; si lo que hace este o aquel artista es o no folklore; si se ha desvirtuado la música criolla en pos de la modernidad; si se le puede pagar a Fulano de Tal lo que pide; si el cantor de moda debía o no cantar más tiempo del que le dieron; si los conductores del festival están o no acordes a la envergadura del evento; artistas que se enojan por no estar en horario televisivo y otros que reclaman porque nunca son convocados. Siempre hay motivo para la discusión.

Es imposible conformar a todos y eso es sabido, pero la reciente edición del festival dejó a la mayoría con la sensación de que “algo está mejorando”. En realidad esta es la percepción que muchos han tenido ya en los últimos años. Son numerosas y excelentes las propuestas en los distintos espacios culturales, ya sean espectáculos callejeros, las muestras de diversos tipos, conferencias, presentaciones de libros, talleres y demás. Y desde lo estrictamente musical, se pede advertir la firme vocación de las autoridades por lograr un festival que ofrezca nuevas posibilidades a los artistas desconocidos que hay a lo largo y a lo ancho del país, sin perder por ello la calidad. Si hace algunos años decíamos que al escenario “subía cada uno…” hoy la cosa ha cambiado.
A los consagrados de siempre, se suman los nuevos valores que año a año se van consolidando, como Mariana Cayón y Los Huayras, elegidos Consagración 2009, o la santafesina Mariel Trimaglio, dueña de una voz y una simpatía envidiables. Excelentes propuestas hemos podido apreciar en esta edición número 49, aún de aquellos músicos desconocidos para la mayoría del público, aunque no por ello exentos de calidad y trayectoria. Nombres como Algarroba.com, Fulanas Trío, Tubo Moya, Rudi y Nini Flores (radicados en Francia), Alma de Luna, Lucía Ceresani son algunos de los que sorprendieron muy gratamente, pese a no ser de los que suenan en las radios todo el día


Otra cosa para destacar, es la definitiva vuelta al festival de las delegaciones provinciales, y la presencia en el escenario mayor de figuras como Pocho Sosa, Mario Bofil o Mariano Fretes, que aún no alcanzan la dimensión nacional que su arte merece. Increíble es el caso de Ramón Ayala, que aunque parezca mentira pisó el Atahualpa Yupanqui por primera vez en su carrera.

La discusión seguirá. En lo personal creo que para el cincuentenario no pueden faltar Orlando Vera Cruz, Zamba Quipildor, Omar Moreno Palacios, Alberto Merlo, Dúo Socavón, José Larralde, Los Trovadores de Cuyo, Suma Paz, Los Cantores de Quilla Huasi y tantos otros. Más allá de todo, creo que el Festival Nacional de Folklore de Cosquín se ha recuperado y goza de buena salud. Y nuestro folklore también.



Fotografía tomadas del sitio oficial http://www.aquicosquin.org/

miércoles, 4 de febrero de 2009

Insoportables eufemismos

Sueño con un mundo en el que no haya afroamericanos ni hombres de color, sino negros. ¿Acaso el negro no es un color después de todo?
Un mundo en el que los ciegos puedan andar por la vida alegremente diciendo “soy ciego”, sin que los imbéciles digan “no, vos sos un no vidente”.
Sueño con un mundo en el que los enfermos mentales sean internados en un manicomio y no en un centro psiquiátrico; los delincuentes sean alojados en las cárceles y no en establecimientos penitenciarios, y una vez allí sean presos y no reclusos o privados de la libertad. Un mundo en el que las guerras sean guerras y no intervenciones militares y que arrojen, muy a pesar mío, víctimas civiles en vez de daños colaterales… Por terrible que pueda parecer, prefiero las torturas a los métodos de persuasión, y los golpes de Estado a los pronunciamientos militares.
Me gustaría ver un mundo en el que un hombre pueda tener una pareja y no una acompañante, que en sus actividades sexuales juguetee con su pene y no con el miembro viril. Que si Dios la bendice con el regalo de la vida, quede embarazada y no encinta y que nunca, por ninguna circunstancia practique un aborto, y muchos menos interrumpa el embarazo. Deseo que si ese hombre no tiene a nadie a su lado y quiere pasar un buen rato con una mujer, que vaya a La Cañada y se busque una buena puta en lugar de una trabajadora del oficio más antiguo del mundo. Y si quiere, que vea películas pornográficas que son mucho más interesantes que las que tienen contenido para adultos.
Sueño un mundo sin hipocresías de ningún tipo y dónde no tengamos miedo de llamar a las cosas por su nombre. Espero llegar a viejo sin ser un venerable anciano. Eso sí, no quisiera ir nunca a un hogar para la tercera edad ni a un triste geriátrico. Prefiero decir que tengo que ir al baño, sin mayores explicaciones, que informar que debo ir de vientre o a evacuar. También les aseguro que es más sabroso ser gordo que relleno o entrado en carnes.
No sé cómo será mi final. Tal vez un día se me declare un cáncer, lo que es infinitamente mejor que una penosa larga enfermedad… ¿Se imaginan lo fiero que debe ser estar tres años con sarampión, rubéola o varicela sin poder rascarse….??? No sé cómo será ese día. Sólo sé que no voy a expirar; tengo la certeza de que moriré.

Por fin entonces, podré desprenderme de estos horribles eufemismos.

miércoles, 21 de enero de 2009

martes, 20 de enero de 2009

Barack Obama, entre los desafíos y la esperanza

Puso su mano izquierda sobre la Biblia que su esposa Michelle, elegantemente vestida de dorado por una modista cubana, sostuviera en sus manos. Levantó la derecha y utilizando su nombre completo dijo: “Yo Barack Hussein Obama, juro solemnemente que desempañaré fielmente el cargo de presidente de Estados Unidos y lo haré con la mejor de mis habilidades para defender la Constitución de los Estados Unidos.”

En el Capitolio, Barack Obama se convirtió así en el primer presidente negro de los Estados Unidos. Sí, primer presidente NEGRO. Dejémonos de joder con esas cosas como “afro americano” o lo que es peor, ese espantoso eufemismo “hombre de color”. ¿Es que un blanco no tiene color? ¿Y un asiático? Hubiera jurado que ese tono amarillento de la piel también es un color. Un negro es un negro, un puto es un puto, un gordo es un gordo, un pelado es un pelado y un rengo es un rengo. ¿Y qué? Una persona que no puede ver, es ciega sin lugar a dudas. Será “no vidente” pero es un ciego. Y nada de eso es un delito ni un deshonor. Al pan pan y al vino vino. No llamar a las cosas por su nombre no nos hará mejores personas. La discriminación no tiene nada que ver con eso.

Ahora sí, ya presidente de la potencia número uno del planeta, mal que nos pese, Don Obama habló al mundo para prometer que la "la esperanza se impondrá al miedo" y asegurar que la responsabilidad sería un elemento fundamental de su gobierno. En los cerca de veinte minutos que duró su discurso inaugural, el flamante presidente dejó algunos conceptos más que interesantes tanto para los estadounidenses, como para el resto de los mortales que habitamos este querido y sufrido planeta Tierra. Aseguró que "el mundo ha cambiado y que nadie puede ignorar esos cambios". Que importante se me ocurre, que nuestros gobernantes se den cuenta de estos cambios y de que el mundo avanza. De nada sirve quedarnos anclados en el pasado. Pero bueh… es como pedirle peras al olmo. También reconoció que se le presenta un mandato lleno de desafíos y de problemas, entre los cuales, indudablemente hizo referencia a las situaciones de Irak (que promete dejar responsablemente; veremos…) y Afganistán, a la crisis económica que Bush le dejó de regalo, el fracaso escolar, el precario y caro sistema de salud y las amenazas contra el medioambiente. "Allá donde miremos, hay trabajo por hacer", dijo. Igual que acá ¿vio? Los que sueñan conque Argentina se parezca algún día a los EE.UU, ya pueden empezar a contentarse; algo en común tenemos.

Si cumplirá o no, nadie lo sabe y yo mucho menos. Parece ser un político hábil, carismático y dicen que es una mente brillante. Pero tiene un gran defecto: es político: Y ya se sabe que de un político nada bueno se espera. Ojalá sea la excepción por el bien de todos. Lo que si es cierto, es que por su condición de negro pone fin a la división racial absurda en los EE.UU. y eso da esperanza a otras minorías largamente postergadas en sus derechos. ESPERANZA, esa creo que es la palabra clave en todo esto. El mundo necesita ESPERANZA.

Dios me ayude", fueron las palabras finales de Barack Obama con su mano todavía apoyada en la misma Biblia sobre la que Abraham Lincoln juró en 1861. Por cierto que va necesitar la ayuda divina y mucha, para arreglar tanto despelote. El resto del mundo, mientras tanto, tiene ESPERANZA. Ya es algo ,¿no?





No sé de dónde salió pero me gusta...

viernes, 2 de enero de 2009

Lo que nos depara el 2009

Todavía no sé si este es un blog personal, en el que poner información para compartir con mis amigos, o si tiene inquietudes periodísticas. Houston, estamos en problemas... De todos modos, sea como sea, quería decir que en mi caso particular puedo exclamar con justicia y razón ¡Por fin se fue el 2008!, que en lo personal fue pésimo. Por si no hubiera alcanzado con todo lo ocurrido, diciembre nos despidió en lo familiar con un terrible accidente automovilístico de mi sobrino Guillermo. Gracias a Dios, hoy puedo decir que se encuentra en franca recuperación aunque si se le hiciera una radiografía, más parecería Robocop que una persona. El mismo motivo de dolor, implicó también una alegría de fin de año, ya que tenerlo con nosotros en estas fiestas, fue un verdadero regalo de Dios, una explicación de que aún esté vivo.

El 2008 lamentablemente se fue con la violencia en Medio Oriente y el 2009 empezó igual; la crisis económica mundial amenaza con llevarse puesto a más de uno; los asambleístas de Entre Ríos ratifican el corte de la ruta 136 en Gualeguaychú, en protesta por la instalación del papelera Botnia en Uruguay; el conflicto del campo no parece superado en absoluto y se amenaza con volver a las rutas; el gobierno nacional no parece encontrar el rumbo; la presidenta se pelea con el vicepresidente porque su ego y soberbia son más fuerte que la volutnad política de salir adelante.... y la cosa sigue. El panorama no parece muy alentador.

Pero también hay de lo otro. Por primera vez un vez negro asumirá presidencia de los Estados Unidos, lo que nos hace guardar una leve esperanza de que la discriminación comience a retroceder. La competencia automovilística más importante del mundo viene a recorrer tierras argentinas y chilenas y en minutos más dará comienzo. Ojalá los argentinos podamos mostrarnos al mundo por lo bueno y no como dijo un político imbécil que esperaba accidentes y muertos en sus pagos para que se hicieran famosos a nivel mundial... Tenemos por delante el desafío de un año duro pero que nos da nuevas posibilidades. Dios quiera que las aprovechemos en lugar de seguir dilapidando oportunidades. Como siempre, el año que se presenta es una incógnita. Dependerá de nosotros cómo nos vaya. Al menos comenzamos el año con un Boquita campeón lo que ya es algo....

Que tengamos un buen 2009