Acerca de estos delirios

Acá voy a escribir lo que quiero y en la medida en que tenga ganas... No crean que es el blog de García Márquez o de un ganador del Pulitzer; simplemente son cosas que se le ocurren a alguien a quien le gusta compartir. Al que le guste que lea, y al que no, no importa. Nadie se va a morir por no hacerlo... Después de todo lo mío es la radio che!!!

martes, 12 de mayo de 2009

El juego de los siete errores

Desde chico fui un gran lector. De revistas infantiles primero, luego historietas, más tarde libros, diarios y ahora Internet. Leía de todo y sentía una gran predilección por las revistas de juegos y los entretenimientos de los diarios. Uno de mis pasatiempos era EL JUEGO DE LOS SIETE ERRORES. ¿Quién no lo jugó alguna vez? Aquellos simpáticos cuadritos paralelos en los que uno tenía que fijar bien la vista y encontrar pequeñas diferencias entre uno y otro. A veces era una pestaña un poquito más grande en el dibujo de la derecha que en el de la izquierda, un dedo de la mano al que le faltaba una uña o una pequeña arruga en el pantalón, inexistente en el cuadro vecino. No por ello me considero digno ser comparado con Albert Einstein, pero digamos que, en líneas generales, siempre me fue bien con estos divertimentos. No seré inteligente pero al menos soy observador…

En los últimos tiempos la vida cotidiana me ha impuesto, como a la mayoría de mis compatriotas, un desafío que no he podido resolver. Si me colocan una montaña de MIERDA (bosta de vaca, chancho, o preferiblemente humana que es más hedionda) y un político argentino al lado, sencillamente no sé identificar cuál es cuál. El hedor que desprenden los dos y la repugnancia que me causan es la misma, por lo que me es muy difícil distinguir uno de otro. Cuando volvió la democracia en 1983, yo me sentía orgulloso de votar por primera vez y creía que todo iba a mejorar. Lentamente mi decepción comenzó a crecer y en los últimos años cayó irremediablemente y a una velocidad increíble por un precipicio. Es cierto que la Democracia es el mejor medio de organización que tenemos, con sus defectos y todo, y que nunca más debemos perderla, pero con eso alcanza….

En poco menos de un mes tenemos elecciones legislativas en el país y lo que se ha visto hasta ahora es vergonzoso. Argentina se ha convertido, por obra y gracias de nuestros políticos, en algo así como “La Isla de la Fantasía”. El lugar en dónde los sueños más disparatados e imposibles se hacen realidad; un país donde la Presidente (Presidente, no PresidentAAAAAA y no por una cuestión de machismo sino porque el cargo no tiene género; no es ni masculino ni femenino) no le dirige la palabra a su Vice porque este tuvo la “osadía” de votar una vez en contra, para salvar las papas que se le estaban quemando al mismo gobierno por su total inacción; un país donde el esposo de la Presidente, que no es más que eso, el esposo de la primera mandataria, se da el gusto de manejar la política nacional a su antojo, haciendo quedar a la Jefa de Estado ante la opinión pública como un títere, cosa que todos sabemos pero al menos esperamos un poco de disimulo; un país donde un millonario como De Narváez se puede gastar un millón de pesos diarios en su campaña electoral y no sabemos para qué; un país con dirigentes radicales que después de incendiar al país tienen el tupé de decir qué es lo que hay que hacer y cómo; un país en el que Carmen Nebreda, de amplia trayectoria gremial en representación de los docentes, rechaza un ofrecimiento diciendo que no iba a participar en política y días después acepta la jugosa oferta del oficialismo; un país en el que alguien puede estar con Menem, después con Duhalde, luego con Néstor Kirchner, más tarde con Cristina y ahora irse para otro lado como si tal cosa; un país con un gobierno que tranza con los sindicalistas, que en vez de defender a sus trabajadores luchan por obtener privilegios personales, y a la primera de cambio le dan la espalda; un país en el que un petizo bocón se pasó cuatro años peleano con el gobernador en vez de hacerse cargo de los problemas de la ciudad de Córdoba…. Un país que ni Ray Bradbury hubiera imaginado…

Se acercan las elecciones y no quiero votar. Lo más probable es que me haga el boludo y me vaya de paseo por ahí para aprovechar mi tiempo o que meta un pedazo de papel higiénico en el sobre para que se limpien el orto. Eso sí, limpio, porque soy una personas de bien. Esto tendría que ser una fiesta pero no lo es. No estoy dispuesto a hacer el sacrificio enorme de perder cinco minutos de mi tiempo y caminar tres cuadras para regalarle mi voto a alguien que sé, que sí o sí me va a cagar. Porque de eso se trata; vote al que vote me va a cagar igual. Nuestros políticos son muy consecuentes: siendo ellos una verdadera y real cagada, van a cumplir con su designio histórico y nos van a cagar una vez más. Me duele pensar así pero no lo puedo hacer de otra manera, por más que quiera. Y ya que estamos con los temas escatológicos: ESTO SE VA A LA MIERDA!!!!!!!!!!!!!

“Los pañales y los políticos son iguales: hay que cambiarlos todos los días… Y por la misma razón” (Bernard Shaw)












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