Acerca de estos delirios

Acá voy a escribir lo que quiero y en la medida en que tenga ganas... No crean que es el blog de García Márquez o de un ganador del Pulitzer; simplemente son cosas que se le ocurren a alguien a quien le gusta compartir. Al que le guste que lea, y al que no, no importa. Nadie se va a morir por no hacerlo... Después de todo lo mío es la radio che!!!

jueves, 7 de junio de 2012

El 25 de mayo visto con ojos jujeños


La Revolución de Mayo fue más que señores de levita y galera alzando la voz en el cabildo, y afuera el pueblo esperando para saber “de qué se trata”.


Desde niños aprendemos en la escuela, siguiendo los lineamientos de la historia oficial, que el 25 de mayo un grupo de patriotas tomó las riendas de los destinos nacionales, mientras en la plaza el pueblo esperaba expectante para saber qué ocurría. Así contada, la historia tiene sabor a cuento.

Pero ¿qué había detrás de todo esto? ¿Cuál era el contexto en que se produjo la Revolución de mayo?

Para conocer un poco más de nuestra historia, en pocas líneas, Jujuy al Momento conversó con el historiador y defensor de las tradiciones Enrique “Chuncho” Medina León. Hablamos del acontecer político en la primera década del sigo XIX y de Jujuy en ese entonces.


El que define esta situación es el cabildo del 22. Allí reaccionan un poco los pro realistas porque hasta ahí los traían mal y ahí interviene el obispo Lué, que sostenía que España era dueña de todo esto y que mientras existiera un español en España debía gobernar él. Nada de andar con cosas raras.

Pero el obispo lo que hizo con esa postura, fue precipitar los acontecimientos porque va de suyo que cuando se está gestando un movimiento de estas características no siempre aparece químicamente puro.  Acá lo que estaba en juego eran muchas otras cosas pero se hablaba de cosas sin mayor relevancia.

Lo que también queda claro es que el 1810, que pretende ser la réplica de 1809 en Chuquisaca. La  revolución del 25 de mayo de 1809 en Chuquisaca tuvo una característica: la mayoría de los próceres que estaban actuando en ese momento en Buenos Aires habían estudiado en Charcas, donde se estudiaban leyes.

El Virreynato del Río de la Plata es el último que se crea en América. Lo crean los reyes de España en 1776 y la jurisdicción que le dieron provocó un serio choque con Lima porque le pusieron las cinco intendencias más importantes del Alto Perú: Charcas, Potosí, La Paz, Cochabamba y Santa Cruz. Esto generó malestar en Lima porque lo importante era el Potosí con sus minas; el mundo conocía Potosí.

A raíz de eso nosotros nacemos siendo el ombligo de ese Virreynato. En ese momento hasta Buenos Aires teníamos 2 mil kilómetros y hasta Lima otros 2 mil. Estábamos en el centro; no éramos la frontera Norte como lo hizo creer Mitre.  

Pegados a la productora de la moneda estampada, comerciábamos directamente con el Alto Perú y la riqueza de las familias poderosas era una riqueza monumental; los Gorriti, los Gurruchaga, los Moldes, los Izasmendi…


¿Qué participación tuvo el imperio británico en esta historia?


Las costas de Atacama pertenecían al departamento Potosí, por lo tanto como Virreynato, nacimos bioceánicos. A la capital la designan en Buenos aires por la presión del Imperio Brasilero, que quería a toda costa llegar hasta las márgenes del Río de la Plata, pechados por los ingleses que querían un enclave colonial como el de Gibraltar en España.

En aquel entonces controlar la navegación de ese río era controlar todo el comercio interior del Imperio. Inglaterra, al fracasar en las invasiones de 1806 y 1807, decide no seguir por la vía militar sino por medio de las confabulaciones políticas. Cuando se enteran los movimientos de mayo en Buenos Aires, inmediatamente pone una estación naval y lo manda a Lord Stranford de Ministro Plenipotenciario, que estaba en el mundo y conocía la geopolítica de la época en el mundo. Lo manda para controlar el desarrollo de este nuevo proceso. Es el que preparó la balcanización latinoamericana porque acababan de perder las colonias del Norte y cuarenta años después les tenían que competir de igual a igual a los norteamericanos y no querían que pasara lo mismo en Sudamérica. Había que separarlos en pequeñas repúblicas para comerciar con una o con otra y hacerlas pelear entre ellas.   

Estamos en 1810…

En  1810 parecía que la humanidad estaba dando giro en busca de nuevos horizontes. La monarquía ya no daba resultado a la gestión de gobierno.

En 1810 cuando llegan las comunicaciones a Córdoba, Córdoba no las acata. Liniers, el gobernador y el obispo se sublevan. Inmediatamente el Gobierno de la Junta manda un Ejército Auxiliar del Perú, cuya primera misión era llegar y aplacar a los cordobeses. Mientras tanto le informa al arresto de las ciudades del interior. Esa comunicación llega a Jujuy el 16 de junio, e inmediatamente fue tratada por el Cabildo que se adhirió. Si las intendencias no se hubieran adherido, no había revolución posible, porque el Alto Perú esperaba las conductas que asumieran estas intendencias y en base a ello iban a actuar.

En 1810 había un fermento muy grande en todo el Virreynato. Buenos Aires sin duda capitalizó todo eso y empezaron a reunirse como lo hacían los cabildos.  El cabildo es una antigua institución llevada por los moros a  España. Era el gobierno de las ciudades des que se encargaba de los mercados, los impuestos, ejército y justicia; luego fue cambiado por la intendencia que es una institución de origen francés. Pero ya no es esa democracia directa que se ejercía gobernándose uno como ciudadano de un pueblo.


En el cabildo, porque así estaban establecidas las cosas, se reunía la clase dirigente; el pueblo miraba, ya que hasta acá no se le daba mayor trascendencia. La primera reacción del pueblo asumiendo su destino, se da con la Revolución Francesa. Pero acá hablar de eso era mala palabra.

Los cabildos se citaban y se reunían. El cabildo de Buenos Aires citó a no más de cuatrocientos miembros, de los cuales tomaron participación unos doscientos, y de estos serían cien los interesados por las cosas. No fue una cuestión total y absolutamente popular; el pueblo todavía sigue esperando saber de qué se trata. El pueblo va a estar al acecho de las últimas novedades que se desprendan de lo que se estaba cocinando, por ese grupo que era el único capacitado. Era el único que tenía educación ya que en aquel entonces el analfabetismo era enorme. Las mujeres no sabían leer ni escribir porque se consideraba que era algo inútil. Las clases más importantes que eran las que llegaban a los claustros universitarios o eclesiásticos eran los únicos que tenían capacidad de discernimiento de alto nivel y podían discutir de esas cuestiones.

¿Cuáles eran las tendencias políticas?

Empieza a reunirse el cabildo y se manifiestan dos tendencias claras: una pro española y otra anti española. Partiendo del hecho de que nosotros éramos un virreynato español, la tendencia anti española no estaba bien vista ni era alentada. Pero había una tendencia pro española que no comulgaba con los españoles de la península, liderada por Álzaga. Era un fuerte comerciante porteño que gastó de su propia plata en las invasiones del 1806 y 1807 y tuvo un enorme prestigio en Buenos Aires y el interior,

Martín de Álzaga murió fusilado por seguir insistiendo en no dejar que el poder se les escurriera por los dedos a los ascendientes de españoles  peninsulares. La discusión se va a centrar en quienes son ahora los dueños de esta cosa. Porque hasta ahí los peninsulares discutían que los únicos que tenían acceso a los cargos de más prestigio en el gobierno eran ellos (esto lo decía la legislación) y los americanos pretendían estar en igualdad de condiciones.

Esto comenzó siendo una discusión de jerarquías de ese nivel, pero se va radicalizando la cosa hasta que se llega a un punto de confrontación en donde ya no nos ponemos de acuerdo ni con la figura del rey ni con la postura de los pro monárquicos a ultranza, sino que queremos decidir nuestros destinos por la fuerza. ¿qué tenemos que hacer?  Tenemos que conformar un gobierno aparte.


En el cabildo del 22 quedó planteada la representatividad que tenía el Cabildo para formar gobierno.  El Virrey convoca a los jefes de cuerpo para ver si tenía aopyo, porque se quiere quedar. Saavedra, Jefe de los Patricios le dice que ellos no van a apoyar otra cosa que no sea lo que resuelva el Cabildo.  El Virrey quiere salir a Córdoba pero llega nada más que hasta Luján porque no lo dejan y el gobierno queda acéfalo. Entonces el 25 se ven en la obligación de crear una junta de gobierno que toma las primeras medidas y ya comienza a actuar como Gobierno. 

A esto, el obispo Lué con muy buen criterio y Juan José paso, terminan adicionándole una causa de importancia: ‘Ustedes quieren ser los representantes de este movimiento, pero ustedes son nada más que la ciudad de Buenos Aires. ¿Y las ciudades del interior?’ Hay que mandarles a comunicar para que adhieran.

La Primera Junta tenía la obligación de comunicarle a las intendencias del interior y pedirles que envíen representantes para formar la Junta Grande,

La intendencia de Salta del Tucumán Adhiere de inmediato y le genera una esperanza a la revolución. El próximo ejército en salir va a ser el Ejército Auxiliar del Alto Perú que va a pasar por acá en octubre de 1810 y se va a internar en territorio hoy boliviano, hasta llegar a Santiago de Cotagaita.

Lamentablemente la historia centralista ha olvidado al interior de país a pesar de su peso propio y su importancia.

Cuando Buenos Aires tenía 40 mil habitantes, el norte tenía más de un millón. Esta era la gran diferencia; la riqueza se generaba acá. Acá se consumía y se pagaba y se salía por los puertos de los dos océanos. A partir de ahí vamos a tener una sola vía de escape por Buenos Aires y vamos a entrar en la otra discusión: Quién es el dueño de la Aduana;   Buenos Aires, hasta el día de hoy.

El programa de balcanización inglesa dio resultados, porque sino nosotros tendríamos que ser una potencia. Buenos Aires tiene la misma superficie que Francia que es la cuarta o quinta potencia mundial. Tenemos la riqueza de Córdoba y Santa Fe en la pampa húmeda. Todo el noroeste argentino tiene un destino minero impresionante, pero nunca se hizo nada y seguimos meta gre gre para decir Gregorio…

El general Pedro Antonio de Olañeta que era realista, absolutista y ultra monárquico fue combatido por los propios ejércitos realistas y no pudieron con él. Pretendía un país integrado por todas las intendencias del Alto Perú, todo el noroeste argentino y todas las regiones de Chile sobre el Pacífico. Qué país grande hubiera sido, llevando las fronteras más allá de lo que hoy es Santa Cruz de la Sierra. Olañeta murió en el año 25 en un combate de Tumusla, cerca de Cotagaita, y un mes después le llegaron los despachos coronándolo Virrey del Río de la Plata. Fue el último virrey pero la historia porteña ni lo nombra.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Exelente nota amigo. Fabian Tavella