Música - Historia de la célebre obra compuesta por Ariel Ramírez
Los grandes músicos han realizados obras integrales para plasmar su sentir religioso, ya sea como una manera de elevar su oración al Señor, de manifestar su amor por María o de manifestar su devoción por los santos.
Desde siempre, el hombre ha sentido la necesidad de expresar su religiosidad; en muchos casos, a través de las diferentes manifestaciones artísticas. Para ello se valió de pinturas, canciones, poemas, cuentos, novelas, películas, danzas…
El año 1964 dejó una obra musical inmensamente popular en el mundo entero: La Misa Criolla. A ella le han sucedido infinidad de trabajos similares realizados en los diferentes idiomas y los más diversos ritmos y géneros musicales. Pero sin dudas, la creación de Ariel Ramírez, en sus distintas versiones, es la más difundida.
La Misa Criolla fue la que marcó un punto de inflexión, no sólo en las carreras profesionales del músico santafesino y de Los Fronterizos, sino en el folklore argentino y su reconocimiento en el ámbito internacional. ¿Pero cómo se gestó tan maravilloso trabajo?
La idea de escribir una misa, hacía varios años que rondaba en la cabeza de Ariel Ramírez. Hacia 1950 partió a Europa en busca de nuevas experiencias y más conocimientos. Allí vivió durante un tiempo en un monasterio austríaco y trabó gran amistad con su director, a quien acompañó durante un traslado a Alemania. Fue en una ciudad a cien kilómetros de Frankfurt, donde Ramírez conoció a dos monjitas cuyo testimonio lo marcaron profundamente. Un día mirando unos bellos jardines frente al convento, las monjitas Elizabeth y Regina Bruckner le dijeron: “Es una belleza pero usted no sabe lo que hemos llorado nosotras durante la guerra, porque ahí era un campo de concentración donde había como 800 judíos esperando la muerte que les había fijado el nazismo’. En aquel momento, quien ayudara a un judío era condenado a la pena de muerte y pese a ello, las religiosas se las arreglaban para pasarles comida por debajo del alambrado todas las noches. Corría 1952 y la historia de las religiosas había movilizado de tal manera al joven pianista, que decidió dedicarles una obra.
Semejante acto de heroísmo y humanidad, bien valía un homenaje. En un principio, pensó en hacer una versión criolla del Ave María. Cuando volvió a la Argentina, al promediar la década, se abocó de lleno a la Misa Criolla, obra que escribió especialmente para que la cantaran Los Fronterizos.
Antecedentes
Si bien hoy existen en el mercado diferentes “Misas”, el pianista no tenía muchos modelos en que basarse. Apenas si se había difundido muy tímidamente la “Misa Luba”, cantada en latín y con ritmos africanos. Decidió entonces abordar los ritmos de los que se había imbuido durante sus viajes al norte del país, cuando aún era un muchacho. Vidalas, bagualas, carnavalitos, takiraris, erques, quenas, charangos y pincullos, se convirtieron en términos familiares para él y ya nunca, a lo largo de su carrera artística, se apartaría de ellos.
Definido el estilo que utilizaría, la parte musical no fue mayor problema; las dificultades se presentaron a la hora de decidir el texto litúrgico. Un amigo de la infancia, también santafesino, fue quien le allanó el camino. El padre Osvaldo Catena lo orientó en esta obra y le acercó los textos en español (no olvidemos que estos se aceptaron en 1962 ya que, antes, las misas eran en latín) De esta tarea participó también el sacerdote Alejandro Mayol.
Han quedado en el recuerdo de todos, los nombres de Ariel Ramírez y Los Fronterizos. Sin embargo es importante destacar al menos, que otros artistas fueron también piezas fundamentales para lograr el éxito de la Misa Criolla y Navidad Nuestra (lado B de aquel viejo LP) Participaron de este trabajo, Domingo Cura en bombo y timbales; Jaime Torres en charango; Alfredo Remus en contrabajo; el Chango Farías Gómez en bombo y accesorios de percusión, y Raúl Barboza dando vida al chamamé “La Anunciación”, con su acordeón. Luis Amaya, José Medina y Juancito El Peregrino, aportaron el sonido de sus guitarras. A ellos hay que sumar el invalorable aporte del padre Jesús Gabriel Segade, al frente del coro de la Cantoría de la Basílica del Socorro.
El éxito de la Misa Criolla fue inmediato. De todas partes llegaban los pedidos de los discos que salían a la calle y se agotaban con total rapidez. La obra estaba en boca de todos y la convocatoria a cantarla en vivo se repetía insistentemente. Sin embargo esto no ocurrió, al menos oficialmente, hasta marzo de 1967, en que fue presentada en una catedral de Alemania. Más de veinte años más tarde, el 31 de mayo de 1978, la Misa Criolla se cantó por primera vez en función de la ceremonia religiosa, durante un oficio ecuménico concelebrado en la Catedral de Buenos Aires por líderes de distintas religiones y en varios idiomas, horas antes del comienzo del Mundial de Fútbol.
La Misa Criolla, muestra por excelencia de la cultura puesta al servicio de lo religioso, lleva vendidos en todo el mundo más de sesenta millones de discos de su grabación original y la innumerable cantidad versiones en otros idiomas.
Publicada en Periódico Católico Encuentro, edición mayo de 2012
Acerca de estos delirios
Acá voy a escribir lo que quiero y en la medida en que tenga ganas... No crean que es el blog de García Márquez o de un ganador del Pulitzer; simplemente son cosas que se le ocurren a alguien a quien le gusta compartir. Al que le guste que lea, y al que no, no importa. Nadie se va a morir por no hacerlo... Después de todo lo mío es la radio che!!!
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