Durante mi viaje a Perú, allá por 1995, sentí hablar de la gran variedad de papas que existen y que uno realmente desconoce. Pero todo quedó allí. Yo seguí comiendo mis papas fritas de siempre, mi puré y las papas al horno tradicionales, con los tubérculos que llegaban desde Balcarce o Villa Dolores.
El fin de semana pasado, visité la localidad quebradeña de Tumbaya, con motivo de realizarse la décimotercera Feria de la Papa Andina. Tumbaya es un pequeño pueblo prehispánico de la Quebrada de Humahuaca, situado a 45 kilómetros de la capital de Jujuy y a orillas del Río Grande, que apenas supera los trescientos habitantes.
El encuentro se realiza desde hace más de una década, gracias al trabajo de organizaciones no gubernamentales, y la participación de los campesinos que llegan con sus productos desde comunidades como Purmamarca, Cianzo, Tilcara, Maimará, Caspalá, Patacal, El Chañi y varias más. Año a año, el lugar de encuentro va rotando para que todos tengan la posibilidad de recibir a productores y visitantes.
En la feria pude apreciar la variedad de tubéculos con sus diferentes formas, colores y sabores. El sentido del encuentro es precisamente recuperar las distintas variedades y saber que si en un lugar se ha perdido alguna de ellas, hay agricultores en otros sitios de la región que la cultivan y así realizar intercambios de semillas.
Hay más de cien variedades de papas que se cultivan en la región andina. Cada una requiere de condiciones determinadas de clima y suelo. Es por ello que no es posible juntar nunca la totalidad de las variedades. En Yacón, por ejemplo, existe un tipo de papa que se cultiva en un predio de tan sólo dos hectáreas, ya que es el único sitio que reúne todas las condiciones necesarias para el desarrollo de la planta.
Algunas de las papas que los agricultores presentaron en esa oportunidad, son: ojo de señorita, tuni blanca, tuni rosada, papa collareja, cusqueña, imilla, tuni morada, tónica y astita, entre otras. Poco a poco la muestra se esta diversificando, por lo que los productores también llevaron sus variedades de maíces, quinoa, yacón y demás cultivos andinos.
Luego vino la música y la premiación a los expositores. Un dato curioso e interesante que me llamó la atención: a gente trabajadora de la tierra, el mejor premio que se le puede hacer es la entrega de herramientas. Palas, picos, machetes y serruchos, fueron los obsequios, que los expositores recibienton con alegría.
Un sábado diferente, conociendo culturas y costumbres del norte argentino.
Acerca de estos delirios
Acá voy a escribir lo que quiero y en la medida en que tenga ganas... No crean que es el blog de García Márquez o de un ganador del Pulitzer; simplemente son cosas que se le ocurren a alguien a quien le gusta compartir. Al que le guste que lea, y al que no, no importa. Nadie se va a morir por no hacerlo... Después de todo lo mío es la radio che!!!
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